Gloria, competencia, y desconfianza




Gloria, competencia, y desconfianza:
Trilogía en la que se sustenta la busqueda del poder.

Exposici0n individual multidisciplinaria.

Gloria, competencia y desconfianza
El reduccionismo del monosílabo “pop”, es la forma de
aproximación que mejor describe el mundo cotidiano “soñado” de nuestra
idiosincrasia, que narra desde su interior pero en tercera persona, el de todos los
días, el de la calle, el del trabajo, el de ganadores, el del anónimos, el de los
sueños.
Esta forma de descripción sistemática del mundo, genera
individualidades comunes, apandilladas por características de cotejo publicitario:
publicitar una gaseosa, un partido político, una religión, o una película
pornográfica, se corresponden con la misma retícula: convencer al otro de algo;
Aunque sea durante un momento aleatorio donde todo o que es verdad se hace
mentira.
La desigualdad tiene una estética comercializable y tan
ornamentalmente armoniosa que funciona para vender en si misma o en su
negación, en la era pop se re inventa, habla desde el simpático perdedor q
somos todos, en comparación del precepto que acompaña cada modelo de vida
q se puede asociar a nosotros, en resumen; La internelidad del individuo esta
compuesta por millones de pequeños fragmentos brillantes, de cotidianidad
televisiva.
La ideología se esconde en el detalle: La del mundo real
compuesto por la repetición indefina de la fantasía televisiva, colorido, banal,
chillona, frívola emotivo, descaradamente erotizado en un estado que levita en
eterna decadencia, donde nunca será suficiente…
El Poder; La teoría elemental del poder define, que en su
omnipresencia, nos acciona o coacciona desde la autocensura, mantiene a los
individuaos distraídos, en una pugna cíclica tras la promesa de la gloria, la
competencias con nuestros semejantes, y la desconfianza a los mismo, detrás
de la cual todos corremos, el placebo de poder, en la base de su pirámide:
Gloria, competencia, y desconfianza.
Es esta la paráfrasis de mi investigación conceptual, que me inspira como
musa retórica a decodificar y mutar las iconografías que me inspiran, a
reflexionar a partir de los rostros comunes de mi cotidianidad, generar las
iconografías que se yuxtaponen en la nobleza del papel efímero, como un
billete.


























Póster, instalación.
 Diferentes carteles con técnicas no industriales,
conforman un collage tridimensional e interactivo. De
las siluetas de las torres y del tobo de pintura del
postes de 180 por 130 mts, con la imagen publicitaria
de niña, se desprende en un módulos que emulan la
caída constante de un torrente de pequeños carteles
en al estilo de los billetes de monopolio, que inundan
el suelo de la Sala 0.

















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